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¿Quién hubiera pensado, allá por el año 1948, que el pequeño 2CV prolongaría su existencia hasta muchas décadas después de ver la lu
El prototipo Evoqué, que así se llama el proyecto en cuestión, es obra de tres alumnos de la escuela de diseño francesa Creapole. Con esta idea participaron en el World Automotive Design Competition, un concurso de diseño celebrado en Canadá en el mes de febrero en el que obtuvieron el premio a la mejor presentación.
Quizá su ocurrencia no ponga a los ingenieros de Citroën a trabajar inmediatamente sobre el 2CV, pero su trabajo ha llegado a oídos de la compañía, y no cabe duda de que les ha gustado la idea.
Guillaume Daniel, Julien Lebely y Richard Pedron, los estudiantes encargados de este diseño, se han basado en las reformas exteriores para modernizar este vehículo. ¿La clave? Respetar la característica forma de su carrocería original adaptándola a los gustos modernos.
Si miramos el boceto del Citroën 2CV Evoqué, invariablemente nos recuerda al dos caballos de toda la vida, pero los cambios estéticos son evidentes. Sus dimensiones han crecido: 4.260 milímetros de longitud, 1.460 de altura, una anchura de 1.170 milímetros y una batalla de 2.608 hacen del renovado Citroën un coche que, al menos en medidas, se iguala al resto del segmento de los compactos.
La mezcla de elementos nuevos con otros característicos del Dos caballos hacen de este proyecto un coche muy original. Así, conserva las llantas con la misma forma y diseño que el original, con tres cortes similares a los que se podían ver en las piezas de chapa acanalada de hace más de 50 años. Como contrapartida, por ejemplo, ofrece la opción de olvidarse del techo, sustituido por unos paneles de cristal que se desplazan hacia atrás cuando el conductor lo desee.
Los diseñadores buscaban crear un coche simple, económico y polivalente. Para conseguir estas premisas se han ayudado de elementos como los cristales laterales. Gracias a la desviación cinemática que guía los cristales en el marco de las puertas, éstos, cuando están subidos, forman una línea recta con la carrocería.
Las mayores diferencias con el vehículo original las podemos encontrar en el frontal y en su parte trasera, zonas donde se ha trabajado en busca de la aerodinámica. El morro se alarga y rebaja el pronunciamiento de sus curvas, al igual que sucede en la parte de atrás, donde se suavizan los contrastes entre las diferentes geometrías de la carrocería.
En resumen, todo un retoque futurista en este particular homenaje a un coche que marcó la vida de muchos automovilistas del siglo pasado y que representa un símbolo de Francia y de su sociedad.
De momento es sólo un proyecto, pero ha tenido mucho éxito en Francia y, como ya hemos dicho, en la propia compañía Citroën, por lo que nunca se sabe si algún día veremos un diseño parecido a éste por las carreteras. ¿Será ésta una nueva oportunidad para el Dos caballos?