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Ponen en libertad a los ladrones de camiones pese a su enésimo arresto
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Da igual el número de robos que cometan. Da igual que alguno de ellos acumule más de 50 antecedentes a sus espaldas. Cuando se trata de asaltos limpios, sin el uso de la violencia o la intimidación contra personas, los jueces de instrucción no encarcelan a los ladrones como medida cautelar, los dejan en libertad con cargos. Puede que pasar dos noches en el calabozo y tener que declarar en un juzgado provoque el desaliento a algunos delincuentes. Pero hay muchos otros que no se rinden. Es su forma de vida y no renuncian a ella por muchos encontronazos que tengan con la Justicia. Es el caso de los miembros de la banda que detuvo la Guardia Civil la semana pasada y que causaron el pánico en las carreteras y polígonos burgaleses los últimos tres meses, con el atraco, al menos, de siete transportistas.
Los cuatro arrestados y otros cuatro imputados localizados en Valladolid y Madrid están en la calle y sería un milagro que no volvieran a las andadas. Hasta que los juicios contra ellos no se celebren y los jueces no dicten sentencia firme no ingresarán en prisión. Hay precedentes bien cercanos que confirman la dificultad de que cambien de negocio, aunque quizá actúen en otro ámbito geográfico. No tienen miedo a ser detenidos. El jefe de este grupo, conocido en Valladolid como El Pipi, ya fue arrestado a finales de 2014 en la operación Séptimus, que desarrolló la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Burgos. Pero es que en mayo del año pasado, la Benemérita de Valladolid desarticuló su banda tras la comisión de 18 hechos delictivos en esa provincia.
Están especializados en dos tipos de robo, sobre todo. El de naves industriales y el de camiones. En las empresas inutilizan las alarmas, fuerzan la puerta y se llevan la mercancía bien en su propio camión o bien en el vehículo del propio negocio.
También roban en camiones en las áreas de descanso de importantes vías de comunicación, como la N-I y la A-1, rajando las lonas de los semirremolques estacionados para seleccionar la mercancía. Después avisan a los encargados de llevar los camiones o cabezas tractoras para cargar el material sustraído.
Igualmente se informan sobre las rutas de empresas o grandes almacenes, hacen seguimiento a sus transportes, estudian las rutas de distribución, y roban sus mercancías.
Para la comisión de los delitos también roban cabezas tractoras para poder así llevarse los remolques cargados, teniendo solamente que engancharlos. Una vez tienen en su poder la mercancía la trasladan a naves abandonadas o embargadas; o bien las trasladan directamente a grandes polígonos del extrarradio de Madrid, donde tienen mayor cobertura para entrar y salir sin levantar sospechas. Después abandonan allí los camiones robados.
Estos grupos están perfectamente jerarquizados. En la cúpula siempre se encuentran los mismos delincuentes, pero en la base los cambios de ‘soldados’ son continuos.
Diariodeburgos.es