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    El conductor de una ambulancia de la Cruz Roja da 0,78 de tasa alcohol en la Cabalgata de Reyes

    • Su aspecto y su conducción no pasaron desapercibidos para la Policía Local de Teulada. Tampoco es que fuera el mejor día para sentarse al volante -y menos el de una ambulancia- despeinado y chirriando ruedas.

      Y después estaba lo de su aliento. Los agentes lo percibieron a la primera palabra. Era la hora punta de la Cabalgata de Reyes. Las seis y media de la tarde para ser exactos. Miguel Ángel no estaba en condiciones de trabajar. Tenía una borrachera considerable.

      Todavía subido en el vehículo sanitario de Cruz Roja, reconoció que había bebido algo y cuando sopló, ese algo casi revienta el etilómetro. Se había quedado corto en su explicación porque, según el aparato, cuadruplicaba la tasa permitida. Esa tarde Miguel Ángel tenía muchas cosas.

      Tenía un 0.78 miligramos de alcohol en sangre frente a los 0.15 permitidos para un conductor de un vehículo sanitario. Tenía ante sí una Cabalgata de Reyes. Tenía una ruta por cubrir. Por tener hasta tenía que atender un atropello a 100 metros de la rotonda donde fue cazado pero no pudo porque estaba ebrio. Dará cuenta de su intoxicación etílica el martes que viene, cuando está citado para un juicio rápido en Dénia porque Miguel Ángel fue detenido por agentes de la Guardia Civil tras soplar.

      El caso se complica todavía más. Con Miguel Ángel como una cuba encima de la ambulancia, volvió a destaparse una carencia que vive la Policía Local desde hace casi dos años y que le complica su trabajo casi a diario. No tiene alcoholímetros, por extraño que parezca. De hecho, el asunto está en la Fiscalía desde hace meses a la espera de que se resuelva. Los agentes no pueden hacer la prueba.

      Cuando sospechan que un conductor va bebido, inmovilizan el vehículo y dan el aviso a la Guardia Civil, que es quien se desplaza y procede a realizar el test. Así sucedió el lunes pasado, en plena Cabalgata de Reyes. Una manera de proceder que, como es lógico, hace que se pierda tiempo. Y volvió a quedar claro hace tres días.

      Justo cuando los policías interceptaron al conductor de la ambulancia, se recibió el aviso del atropello de un niño -al final resultó leve- muy cerca de allí. Miguel Ángel, obviamente, no podía cubrir el servicio así que los agentes que le dieron el alto pidieron refuerzos. Ellos cogieron la ambulancia y fueron a cubrir el aviso en el que estaba involucrado el niño y los efectivos que llegaron se quedaron con Miguel Ángel a la espera de la Guardia Civil.

      Pero regresemos al inicio de esta historia. Minutos antes de que comenzara la cabalgata de Teulada, una pareja de agentes de la Policía que regulaba el tráfico observó que el conductor de la ambulancia circulaba de manera rara así que le dieron el alto para comprobar que todo estuviera bien. No podían imaginar que quien llevaba el volante fuera bebido. Al hablar con Miguel Ángel observaron que podía tener los síntomas de una intoxicación etílica: tenía el pelo revuelto y su aliento olía a alcohol. Mucho.

      Fue entonces cuando le hicieron la pregunta del millón: si había bebido y cuánto. El conductor reconoció que sí, que había tomado algo. En ese momento, llegó el aviso del atropello del menor. Miguel Ángel no podía ir. En realidad aunque hubiera estado sobrio tampoco podría haberlo hecho puesto que no tiene el título de técnico sanitario ni le acompañaba uno de estos profesionales, tal como marca la ley que entró en vigor hace una semana.

      Los agentes pidieron refuerzos al tiempo que llamaron a la Guardia Civil. Ellos se montaron en la ambulancia y se fueron a ver al pequeño, cuyo percance finalmente no revistió gravedad. El conductor ebrio se quedó custodiado hasta que llegó una patrulla del Instituto Armado, que le hizo la prueba.

      Miguel Ángel dio positivo. Cuadruplicó la tasa permitida para profesionales de su ramo. En ese momento, la Guardia Civil le detuvo y horas después quedó en libertad. Eso sí, tiene que comparecer el martes día 13 en Dénia para un juicio rápido por sobrepasar el límite del alcohol al volante.

      DEFICIENCIAS DETECTADAS
      Intoxicación etílica. El conductor de la ambulancia de la Cruz Roja cuadruplicaba la tasa de alcohol permitida. El test reveló 0,78 miligarmos de alcohol en sangre frente a los 0,15 permitidos para el conductor de un vehículo sanitario.Título homologado. El detenido carece del título de técnico sanitario, ni le acompañaba ese día uno de estos profesionales, tal como marca la ley que entró en vigor hace una semana.Policía Local sin alcoholímetros. Los agentes de la Policía Local que pararon al conductor de la ambulancia no pudieron realizar la prueba ante la falta de un alcoholímetro. Por ello tuvieron que esperar la llegada de la Guardia Civil.
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