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    UN CONTROL DE TRÁFICO CADA 6 Km. EL DESPLIEGUE DE CÁMRAS Y RÁDARES EN LA REGIÓN MÁS VIGILADA


    • El despliegue de cámaras y radares en las autovías hace de Asturias la región más vigilada del Noroeste

      11.05.14 - 01:44 - RAMÓN MUÑIZ | OVIEDO.

      La DGT instaló en 2007 el primero y la 'Abeja' inició esta semana la custodia aérea. Los automovilistas critican el «afán recaudatorio»

      La Dirección General de Tráfico (DGT) tiene repartidos 21 radares fijos y 35 cámaras de vídeo en las principales autovías estatales. Circular por la autovía del Cantábrico (A-8), Oviedo-Villaviciosa (A-64), la Ruta de la Plata (A-66) y el Huerna (AP-66) impone un control de estas características cada seis kilómetros, despliegue del que se excluye Oviedo-La Espina (A-63), cuyo primer tramo se estrenó en 1999 y, a pesar de lo cual, sigue huérfana de aparataje de supervisión.
      Las autovías estatales que concentran el grueso de la vigilancia son también las que soportan un tráfico más intenso, superando en algunos tramos las 60.000 circulaciones al día. La palma en uso y control se la lleva la 'Y', principal arteria de Asturias. En los 32 kilómetros que median entre la ronda Sur de Oviedo y la avenida de Portugal en Gijón, la DGT mantiene 17 cámaras de vídeo y nueve radares; es decir, un dispositivo cada 1.300 metros.

      La red de titularidad autonómica y las nacionales tienen más kilómetros y registran el grueso de la siniestralidad vial, pero en ellas sólo se encuentran tres cinemómetros y otras tres cámaras vigilando. Para reforzar la supervisión de esta franja ha empezado a visitar la región una 'Abeja', el helicóptero de la DGT llamado así por sus colores azules y amarillos. La aeronave tiene base en La Coruña y contará a finales de mes con el instrumental 'Pegasus', una aplicación informática que permite a la cámara identificar la velocidad a la que circulan los vehículos enfocados. El radar aéreo supervisará toda la red, aunque la intención de Tráfico es centrar su labor en las vías secundarias.

      El 'Pegasus' se convierte así en el radar número 25 de la DGT en Asturias, descontados los cinemómetros móviles de la Agrupación de la Guardia Civil y los instalados por los ayuntamientos en las vías de su titularidad. Los dispositivos se han convertido en un elemento más de la vía cuando la realidad es que son apenas unos noveles: los primeros seis radares fijos entraron en servicio en Asturias hace siete años. Despuntaba la crisis en 2007 cuando el entonces director provincial de Tráfico, Ignacio Campomanes, advertía de la novedad. El hombre de la DGT en Asturias explicaba que los dispositivos estarían «ubicados en zonas donde hubo accidentes». «Porque lo que pretendemos es prevenirlos. Nuestra intención no es 'cazar' al conductor que circula a mucha velocidad, sino que todos entren a una velocidad adecuada en esos puntos conflictivos», decía.

      Lejos de los puntos negros

      Desde entonces, el colectivo de Automovilistas Europeas Asociados (AEA) viene chequeando si, efectivamente, los radares están en los puntos negros. Su último informe identificó los trece tramos con mayor índice de peligrosidad medio, un parámetro que resulta de comparar los siniestros ocurridos en la vía con el tráfico que soporta. Según este diagnóstico, los lugares más peligrosos para el conductor están en las nacionales 625, 630, 632 y 634. En ellos, hubo 70 accidentes con 107 víctimas entre los años 2008 y 2012. El radar más próximo a estos puntos de riesgo se encuentra a 35,7 kilómetros.
      Mario Arnaldo, presidente de AEA, esgrime que este dato evidencia cierto «afán recaudatorio» de Tráfico, al priorizar la colocación de cinemómetros en los lugares de mayor circulación, en vez de guiarse por criterios de siniestralidad. En la Administración suelen replicar que la presencia de los radares es anunciada a los conductores con suficiente antelación como para evitarse el disgusto y que los aparatos están homologados y con un margen de seguridad suficiente como para no perturbar a quien no infrinja el código de circulación.
      Lo cierto es que, desde la instalación de los primeros seis radares, Tráfico ha intensificado el control sobre las autovías estatales de la región, lo que hace de Asturias la más vigilada del Noroeste. En ellas, hay ya un cinemómetro fijo cada 16,7 kilómetros, cuando en León el control está cada 31,5. En Cantabria cada 28,7, en Lugo pasan 21,2 de promedio antes de encontrar el siguiente y en Coruña, 20,5.

      http://www.elcomercio.es/v/20140511...s-20140511.html
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