Pura picaresca o muy mal ejemplo. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) de Cantabria acaba de advertir de que la «brutal» falta de medios de la que adolece este instituto armado desde hace años está llevando a sus miembros a protagonizar situaciones más propias de pillos y tunantes que de agentes encargados de mantener el orden público. Según denuncia el secretario general de esta asociación, Alberto Alegría, los recortes, «que afectan a todos los ámbitos», son «palmarios» en el caso del mantenimiento y reposición de algunos vehículos.

Así, Alegría explica el reciente caso de un automóvil destinado a labores de seguridad ciudadana que debía pasar la correspondiente inspección técnica de vehículos (ITV). «Con este fin» –relata– «le colocaron nuevas cubiertas en las cuatro ruedas para, una vez pasada la inspección, volvérselas a quitar y sustituir de nuevo por las desgastadas y en mal estado».

«Sabemos que esta práctica poco edificante se ha llevado a cabo en al menos un caso, pero suponemos que este juego de cubiertas nuevas puede ser el mismo que utilizan otros vehículos para pasar también la ITV», subraya este agente.

Para el dirigente de la AUGC, un colectivo al que pertenece cerca de la mitad de los más de 1.200 guardias civiles que hay destacados en la región, esta situación no es más que «el fiel reflejo de la carencia de medios materiales con la que muchos agentes se ven obligados a desempeñar su trabajo».

Aunque reconoce que el parque móvil no es «excesivamente» antiguo, Alegría opina que el problema radica en su «falta» de mantenimiento, amén de que también hay vehículos «cargados» de kilómetros –«pocos son los que no llegan a los 200.000», sostiene– y de años –«uno de los autobuses de traslado de presos ya ha sobrepasado las dos décadas sobre el asfalto», cita como ejemplo–, una circunstancia que afecta especialmente a las motocicletas de Tráfico.

Según explica, salvo Santander y Torrelavega, que ya tienen las nuevas motocicletas BMW 1200 RT, los otros tres destacamentos de Laredo, San Vicente de la Barquera y Reinosa aún tienen el modelo antiguo –la BMW 850 RT–, cuyas unidades, aproximadamente la mitad de las poco más de 40 motocicletas que integran este servicio, cuentan con entre once y doce años de antigüedad y una media de más de 150.000 kilómetros recorridos.

«Y eso, para cualquier moto, son muchísimos kilómetros», reconoce Alegría, motero aficionado y, además, adscrito a la unidad de Tráfico de la Guardia Civil. A su juicio, lo peor es que no parece que esta situación vaya a mejorar, al menos de momento, ya que, según resalta, desde hace tres años «prácticamente no se renueva » el parque móvil de seguridad ciudadana, integrado por unos 180 vehículos de cuatro ruedas.

«Los que superan los diez años se destinan a unidades de perfil más ligero, como el penal de El Dueso o el Puerto de Santander, en los que circulan mucho menos kilómetros », puntualiza Alegría. «Pero como no llegan nuevos vehículos, hay unidades en las que el coche está 16 e incluso las 24 horas del día sin parar», subraya. Déficit de plantillas Pero sus críticas no se limitan a la carencia y precariedad de medios materiales. En su opinión, la crisis ha devenido en que tampoco hay «movimiento de personal» ni se cubren las vacantes. «El Gobierno dice que cumple el 10% de la tasa de reposición, pero yo no me lo creo», resalta este guardia civil, que ve cómo la falta de agentes y la escasez de patrullas hace que éstas se concentren en las zonas que registran mayor índice de delitos, por lo que hay «comarcas enteras que no cuentan con presencia de la Guardia Civil ni siquiera con una patrulla cerca».

Para Alegría, el hecho de que las plantillas estén «tan justas» está provocando que a muchos agentes de la Guardia Civil «se les denieguen sistemáticamente los días de asuntos particulares, a los que tienen derecho, alegando necesidades de servicio».

«Los guardias están sufriendo las deficiencias de la Administración » recalca el dirigente de AUGC. Y pone un ejemplo: «el puesto de seguridad ciudadana de Noja, perteneciente a la 5ª Compañía, tiene toda la plantilla al completo, pero a sus integrantes se les deniegan estos permisos para poder cubrir las bajas y necesidades de personal que tienen los puestos de Santoña, Beranga y Galizano y que también pertenecen a la misma Compañía.

Una situación que, según Alegría, afecta igualmente al Destacamento de Tráfico de Laredo, seguramente el de mayor carga de trabajo por su ubicación (cubre la A-8), «y a cuyo oficial al mando también le han denegado los incrementos de plantilla que ha solicitado»

Fuente: EL MUNDO CANTABRIA