El ladrón del camión se gastó 20.000 euros en una noche de fiesta - Noticias Debates en Foro Transportistas

¡Hola Forastero!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, puedes acceder a través de tu cuenta de Facebook, Google o Twitter... ¡Así de fácil!

Acceder con Facebook Acceder con Google Acceder con OpenID Acceder con Twitter

Lo más visto esta semana:

    El ladrón del camión se gastó 20.000 euros en una noche de fiesta

    • El ladrón del camión se gastó 20.000 euros en una noche de fiesta
      Tiene 32 años y solo llevaba 24 horas en Barcelona cuando robó el vehículo. Tiene antecedentes por tráfico de drogas y por conducir ebrio en Suecia

      MAYKA NAVARRO, Barcelona
      22/02/2017 09:48 | Actualizado a 22/02/2017 13:13 Lea la versión en catalán
      Esta vez no fue un simulacro. Se trató de una actuación real y peligrosa en la que los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana de Barcelona pusieron a prueba su capacidad de acción y reacción ante un incidente muy grave en la ciudad. Visto el resultado, es evidente que ambos cuerpos gestionaron el incidente con nota alta.

      A las diez y media de la mañana, Joakim Robin Berggren, un ciudadano sueco de 32 años que no hacía ni veinticuatro horas que había llegado a Barcelona, robó un camión cargado de bombonas de butano en el barrio del Poble Sec. Durante diez minutos, el hombre circuló a toda velocidad sembrando el caos y el terror en los tres kilómetros de una enloquecida carrera que terminó accidentalmente en la salida 22 de la ronda Litoral. En la huida recibió siete disparos.


      Una fiesta de 20.000 euros
      El hombre había pasado una noche de fiesta, gastando por todo lo alto importantes sumas de dinero –que podrían haber ascendido a 20.000 euros- en sexo, drogas y alcohol. Según ha relatado el conseller de Interior Jordi Jané el detenido, que permanece ingresado en la unidad psiquiátrica de un hospital, donde se recupera de su estado de alteración y se le practican pruebas para valorar su estado mental. Los médicos lo mantienen incomunicado.

      Joakim Robin Berggren habría gastado la importante suma de dinero en drogas, prostitución y alcohol y estaba alojado en un hotel de Barcelona junto con un amigo que ya ha abandonado España. Jané ha explicado que el hombre actuó de forma “no planificada, improvisada” y que antes de robar el camión de butano intentó sin éxito parar varios vehículos y apropiarse de una moto, ya que su objetivo, en un estado de “alteración”, era “irse” en dirección al mar.

      Antecedentes en su país
      Los policías gestionaron el incidente como si se tratara de un atentado terrorista. Actuaron como si un suicida, como en ataques demasiado recientes, hubiera robado un camión con la finalidad de provocar una masacre. Pero esta vez no era así. Se trató de la acción, inexplicable todavía, de un hombre con varios antecedentes en su país por tenencia de estupefacientes y conducción bajo los efectos del alcohol. Esos son los primeros datos oficiales, según ha sabido La Vanguardia de fuentes al corriente de la investigación. Los Mossos están a la espera de conocer si hay más datos del individuo en otros países tras la petición presentada ayer a través de organismos de cooperación internacional.

      Más información:

      “En menos de un minuto han aparecido varios Mossos con metralletas”
      Los agentes dispararon en siete ocasiones al camión, dos en el cristal frontal
      El ladrón del camión de butano es un sueco sin antecedentes en España
      Era su primera vez en España. Joakim Robin Berggen llegó a Barcelona 24 horas antes del altercado y se hospedó en un hotel de la ciudad. Los resultados de los análisis toxicológicos tendrán la última palabra, pero por su actitud y su comportamiento, tras la detención parecía, en palabras de algunos de los presentes, que el hombre “más que trastornado, estaba colocado, como drogado”. Había circulado tres kilómetros a gran velocidad rozando otros vehículos que lograron esquivarle y recibió hasta siete disparos, tres de ellos en la luna del vehículo. Aun así, cuando bajó de la cabina del camión tratando de huir, y tras ser retenido por cuatro policías que le derribaron y se le echaron encima, el hombre reía ostentosamente e intentaba hacer gestos obscenos a algunos automovilistas que lograron esquivarle y que, aún asustados, le abuchearon con rabia.

      En esos diez minutos de huida que resultaron eternos para los responsables de la seguridad pública, se activaron los protocolos antiterroristas. Y funcionó la coordinación entre los Mossos y la Guardia Urbana durante una persecución en la que los policías, en moto, se jugaron literalmente la vida al situarse en varios momentos a la altura de la cabina del camión para tratar de ver quién iba al volante e intentar disuadirle. Uno de los motoristas de la Guardia Urbana tuvo que tirarse al arcén cuando se colocó frente al camión, apuntando con el arma al conductor, para que frenara. El fugitivo no detenía la marcha y el policía se hizo a un lado. Ya desde el suelo, buscó ángulo de tiro e hizo un disparo a las ruedas.

      Los Mossos aún hicieron otros seis disparos. Fue a la altura de la plaza Pau Vila, abarrotada a todas las horas del día, y mucho más ayer, que la ciudad amaneció con un sol espléndido. En ese punto había una furgoneta del área de recursos operativos (ARRO). Los seis integrantes del vehículo habían sido alertados, como el resto de los policías de la ciudad, de la persecución. El camión de butano se dirigía a toda velocidad hacía ese punto.


      Los seis agentes especializados en seguridad pública y que participan en los dispositivos de prevención antiterrorista se pusieron en situación de alerta. Vieron como el camión se acercaba coincidiendo con el semáforo en verde para peatones. Mientras unos mossos alejaban con diligencia a los transeúntes hacia las aceras, otros alzaron sus armas y apuntaron al objetivo. Se efectuaron dos disparos con subfusil, arma larga, y otros tres con pistola. Todos frontales. Por lo menos tres impactaron en la luneta, pero el conductor no resultó herido y el camión prosiguió su marcha.

      Caso de estudio para prevenir atentados
      A todo esto, las botellas de butano se iban perdiendo por el camino. Con cada volantazo caían varias, hasta noventa cayeron, la mitad de la carga. Unas dañaron vehículos estacionados, otras impactaron contra coches en marcha. Una joven brasileña resultó herida en una pierna por otra botella de butano.

      Sin intención alguna de detenerse, él prosiguió su huida. Ayer, el comisario responsable de Barcelona, Joan Carles Molinero, resaltó que, aun desconociendo las intenciones del hombre, lo cierto es que en ningún momento condujo hacia la gente. Y pudo hacerlo. Pero tampoco los evitó. El testimonio de los conductores que se cruzaron en su camino era de terror. Los automovilistas tuvieron que cambiar de carril o frenar de golpe para evitar la colisión frontal. En algunos tramos, el hombre circuló en sentido contrario.

      El fugitivo alcanzó la ronda Litoral a través de la salida 22. No llevaba ni 60 metros recorridos cuando colisionó lateralmente con tres vehículos que abandonaban la vía y se encontraron el camión de cara. El vehículo se frenó contra la pared lateral de la ronda. El camión se detuvo y Joakim Robin saltó de la cabina e intentó correr. Cuatro policías, tres mossos y un guardia urbano le cayeron encima. Mostró resistencia. Le esposaron. Le alzaron y se encaró con sorna a auto­movilistas que le recriminaban. Los agentes le trasladaron al Pere Camps.

      Ahora Mossos y Guardia Urbana tienen la posibilidad de repasar las veces que sean necesarias los diez minutos de ayer. Para algunos analistas, es demasiado tiempo si las intenciones del hombre hubieran sido otras. Lo importante es que a partir de hoy se puede mejorar sin lamentar daños.

      Fuente de la noticia: Lavanguardia.com
      +1 -1

    Lo más visto esta semana: