DERECHO DE LOS TRANSPORTISTAS A ENFERMEDADES PROFESIONALES, ACCIDENTES LABORALES Y JUBILACIÓN - Blog Debates en Foro Transportistas

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    DERECHO DE LOS TRANSPORTISTAS A ENFERMEDADES PROFESIONALES, ACCIDENTES LABORALES Y JUBILACIÓN

    • Al sonar el despertador, me he levantado renqueante de un profundo sueño. Ni me enteraba que estaba en la cama del camión. Me ha costado controlar dónde estaba y qué hacía. No sé por qué, se me ha ido la olla. Debe ser por el malestar con el que me he acostado, malestar provocado por la muerte de uno de mis amigos y colegas de la ruta. Nos conocíamos desde que tenía yo diecisiete años y él veintidós, trabajando en la misma empresa de transporte.

      Y he comenzado a pensar en la cantidad de colegas transportistas que he conocido y que han ido cayendo o que han dejado la profesión, unos más jóvenes que otros. Lo que está claro es que son pocos los que llegan a jubilarse. Mueren muchos más profesionales del volante en accidente laboral que en ninguna otra profesión, lo que pasa es que se disfraza de accidente de tráfico.

      Pero hay algo que también hay que tener en cuenta. Y es que, aparte de morir por los accidentes, hay un muy alto porcentaje de transportistas que mueren o que se quedan incapacitados debido a infartos, derrames, hernias discales, artrosis, artritis, etc.., y que se achacan al discurrir natural de la vida, pero que en realidad derivan también de la profesión, aunque no lo parezca porque la manifestación de la enfermedad no es inmediata.

      La tensión de conducir al luchar con el tráfico, el tipo de trabajo a que estamos sometidos con continuas prisas, muchas horas al volante y de repente a darse una paliza a desmontar o a descargar y con grandes contrastes de temperatura, la mala alimentación, pues comemos lo que se puede y cuando se puede, etc., van minando nuestro cuerpo, y al final, salen de alguna manera. La juventud lo aguanta todo, pero los años no pasan en balde.

      Por ejemplo, casos que son frecuentes: después de una semana muy ajetreada y de acumular tensión, se sienta uno en casa a descansar, hace un movimiento con el cuello y ¡crack!, se jodieron las cervicales; o al bajarse del camión, habiendo llevado los pies en una posición determinada cuatro horas, fijamos el pie en el suelo y se casca el tobillo o la rodilla; o nos da el lumbago; o, al ir a descargar y tirar del traspalé, nos da un tirón en la espalda o se nos produce una hernia discal; o nos caemos del camión al ir a desmontarlo y nos rompemos cualquier cosa; o al bajarnos del camión en invierno, porque algo no funciona, nos agarramos un enfriamiento que se transforma en una gripe o en algo más grave, como puede ser un derrame, un ictus o, en peores casos, un infarto.

      Cada vez que echo una mirada atrás y recuerdo a tantos compañeros de profesión que han tenido que dejar el trabajo o que han dejado de existir de la noche a la mañana, me indigna que todavía se discuta el derecho del transportista a las enfermedades profesionales y a que los accidentes que sufrimos durante la conducción sean considerados como laborales y no como meros accidentes de tráfico.

      Pero más sangrante todavía es que el transportista no tenga derecho a jubilarse con antelación con una pensión digna. Qué autoridades tenemos, que no piensan en que un hombre con más de sesenta años en el volante de un camión de más de cuarenta toneladas no puede generar peligro para los demás usuarios de las carreteras. Cuanto mayores somos, más riesgo tenemos de sufrir accidentes porque la edad y el trabajo no perdonan.


      Conozco a un pescador que lleva jubilado desde los cincuenta y cinco años, por ley. Nosotros tenemos razones de sobra para que con la cotización suficiente, nos jubilemos a los 60 años y no me cansaré de reivindicarlo, porque, aunque las estadísticas nos incluyan en el tráfico, muchos de los accidentes y enfermedades que sufrimos no aparecen por casualidad: tienen un origen profesional.

      Fuente: Transportonomo.blogspot.es
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