Quiero agradecer a Dios que nuestro camión a aparecido y en casi perfectas condiciones.
Tal y como nos prometió en su Santa profecía nos lo ha restituido. Os lo testifico para darle el honor y la gloria. También quiero aprovechar y mandar un afectuoso saludo a cada uno de vosotros de los que habéis contribuido en compartir cada vez la noticia de su desaparición, durante dos meses, para intentar localizarlo, demostrandonos su verdadero apoyo y amistad.
Un abrazo y gracias de corazón a todos y cada uno (No os nombro porque no quiero que se me olvide nadie. Vosotros sabéis quienes sois)