La justicia en España funciona así: un hombre viola a una niña de 5 años y le reducen la pena porque “ella no opuso resistencia”. El caso ha sucedido en Cantabria y los protagonistas son un hombre de 52 años y una niña de 5. Abusó sexualmente de una niña durante 5 años, pero el juez reduce la sentencia notablemente porque no está probado que la pequeña se resistiera. Para quedarse de piedra.
Los hechos tuvieron lugar entre los años 2005 y 2010 en la casa de él, en una caseta de obras que tenía en el jardín de su casa. El agresor sexual tenía una estrecha amistad con la familia de la niña, y aprovechándose de la confianza se la llevaba a su caseta a menudo para tocarla, cometer actos lascivos y violarla a lo largo de 5 años. Él le hacía regalos a la niña “para contentarla”, tales como teléfonos móviles, consolas u ordenadores portátiles.
La acusación pedía entre 9 y 10 años de cárcel para este agresor sexual, pero el juez ha reducido la condena a 3 para el violador de una niña de 5 años. ¿Por qué? Porque no hay pruebas de que la pequeña “opusiera resistencia física o protestara, llorara o gritara”. También han influido los regalos citados anteriormente.
La sentencia dice que “no es lógico que un hombre de entre 57 y 62 años esté largos espacios de tiempo con una niña de tan corta edad o que fuera siempre al colegio para llevársela a su casa (…) Una niña de 5, 6, 7 o más años no va voluntariamente a una casa donde su morador la pega, la agrede, la coacciona o la intimida. La niña no era llevada a la casa del procesado: iba ella sola”. Y como iba ella sola, le reducen la sentencia. ¿Justicia o escándalo? Nosotros nos inclinamos más por lo segundo y nos preguntamos a dónde vamos a ir a parar con jueces como estos.