En una profesión que es terreno casi solo de hombres, esta chica que solo tiene 25 años ha sabido ganarse el respeto de todos y la admiración de otros
Cielo Patat es de Colonia Avellaneda y se gana la vida viajando con su camión. Hoy suma a Indiano que es su hijo de dos meses. La rutina en el puerto de Santa Fe está marcada por un eterno ir y venir de camiones que entran y salen para descargar la mercadería que transportan. Una imagen común y nada llamativa, sin embargo el cuadro se altera cuando una pequeña mujer desciende cuidadosamente de su camión Volvo, con una mano se sostiene a la puerta del vehículo,mientras que en la otra carga con una gran destreza a un bebé.
Es el caso de Cielo Patat, oriunda de la localidad de Colonia Avellaneda que desde hace cuatro años adquirió la licencia para poder manejar vehículos de gran porte y desde esa fecha no ha parado de conducir. “Desde chica empecé a manejar vehículos, anduve en camión con mi papá”, relata esta joven mujer que a pesar de sus pocos años y su contextura pequeña demuestra una gran habilidad para maniobrar el camión. “Yo estuve en la facultad hasta que cumplí los 21 años, estudiaba agronomía y cuando me dio la edad para el carné deje la facultad y me subí al camión”, cuenta una de las protagonistas de este relato. La labor con la cual se gana la vida viene de pequeña, cuando acompañaba a su padre. Hoy esa tradición se repite, ya que Cielo lleva consigo a Indiano, su pequeño bebé, que todavía no cumple dos meses de vida.
Para poder llevarlo con ella tuvo que acondicionar la cabina del transporte y así pudo instalar la silleta para que el niño viaje seguro. Como toda mamá, estuvo en los detalles y colocó juguetes de peluche para que Indiano se entretenga al momento de transitar por la ruta el corto camino que deben realizar desde Colonia Avellaneda hasta el puerto de Santa Fe, donde Cielo descarga los cereales que transporta.
En una profesión que es terreno de hombres, esta chica que solo tiene 25 años ha sabido ganarse el respeto de todos y la admiración de otros. Sin embargo, algunos de los colegas no están de acuerdo en que lleve consigo a su hijo. “Ahora los que me ven son compañeros de la zona que sabían lo del bebé y más de uno no está de acuerdo.
Soy consciente de que es un riesgo tenerlo, pero yo tampoco puedo estar sin hacer nada”, aclara la joven mamá. Cielo aclara que el nacimiento de su nene limitó la cantidad de kilómetros que realiza semanalmente. Hoy solo viaja entre una a dos veces por semana a Santa Fe. “Más que nada por las descargas, no lo puedo tener mucho tiempo en las hidráulicas. Así que viajamos un poco menos que antes, pero seguimos igual”, explicó la mamá con su bebé en brazos. De todas formas hoy los viajes que realiza son de distancias cortas. A pesar de no haber cumplido los dos meses, Indiano es de contextura grande, regordete y tranquilo. Mientras su mamá dialoga con Diario UNO de Santa Fe, él duerme. Al momento de responder cómo se comporta el bebé durante el traqueteo que implica el viaje, Cielo no duda y responde: “Se sube y hace de cuenta que está escuchando música, porque se duerme enseguida”, y explica que esto se debe, en su opinión claro, a que ella, durante el período del embarazo, viajó incluso durante los últimos días.
La dependencia con la alimentación materna impide que Cielo pueda dejar al bebé en su casa. Sin embargo la madre recalca que si podría dejarlo, tampoco lo haría ya que “es su hijo”. Indiano seguirá acompañando a su mamá en las cortas travesías que realice, pero la duda es sobre sila tradición familiar se extenderá con el pequeño. Paciencia El bebé viaja cómodo en la silleta que le instalaron. Con la vista puesta en los peluches y las mariposas que están pegadas en el techo, se entretiene. Cielo e Indiano deben esperar a que los camiones realicen la descarga de la mercadería que transportan. Antes de nacer, el pequeño ya viajaba en la panza, cuando su mamá tenía que cumplir con sus compromisos laborales.