FALSAS PROMESAS DE TRABAJO, ¡¡MUCHO OJO Y NUNCA ANTICIPES DINERO PARA NADA!! - Empresas y empleo Debates en Foro Transportistas

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    FALSAS PROMESAS DE TRABAJO, ¡¡MUCHO OJO Y NUNCA ANTICIPES DINERO PARA NADA!!



    • Unas 35 personas han denunciado ante la Policía Nacional de Elche una estafa masiva con supuestos empleos de lo más tentadores en Suecia que han resultado ser un espejismo. Casi 150 están en las listas de afectados que maneja el grupo organizado de víctimas. Un salario neto mensual de 23.000 coronas suecas (unos 2.700 euros), vivienda gratis el primer mes y alquilada los siguientes, comida incluida, colegio a la vuelta de la esquina para los niños... Una oportunidad en apariencia idílica que muchos quisieron aprovechar porque la alternativa quedándose en Elche no resiste las comparaciones. El único trámite necesario era ingresar 49 euros en una cuenta bancaria de la empresa «Nordic Sol» o entregarlos en mano a uno de los dos representantes en Elche, dos supuestos empresarios que iban ofreciendo trabajo porque la fábrica necesitaba ni más ni menos que «10.000 trabajadores en 300 localidades de Suecia».

      Eso dice la hoja informativa que distribuyeron, que incluye el número de cuenta. En ella se concreta (con errores de traducción que aquí se han corregido) que se necesita «personal de limpieza, montaje, logística, transporte e instalación de paneles solares, además de actividades comerciales». Y, para que nadie dude si cumple el perfil, «con y sin experiencia». Pero claro, «para poder firmar contratos de trabajo se requiere un número de identificación fiscal sueco», de modo que se solicitaban 49 euros a los interesados a cambio de hacer todo ese papeleo. La nota concluye que «a todos los solicitantes que envíen sus documentos y paguen la cuota se les garantiza un contrato de trabajo con Nordic Solar Ltd en Suecia en 2013». El contrato se firmaría en el plazo de cuatro semanas a partir del ingreso del dinero y por tres meses, prorrogables. Se les pagaba el billete de ida y el de vuelta si querían dejar la empresa. Todo facilidades. Pero nada resultó real.

      Casi 150 personas llegaron a firmar el contrato, afirma Marga Muñoz, una de las afectadas que ha interpuesto denuncia: «Sabemos que han estado dos años captando a gente, primero en Torrevieja, después en Daya Nueva y desde julio en Elche, pero lo peor es que creemos que siguen haciendo este tipo de contratos falsos ahora para ir a la vendimia, en Francia». Marga Muñoz se iba en avión a empezar una nueva vida el 10 de septiembre con su hijo mayor, que también firmó, y su pequeño de cinco años, al que no matriculó en el colegio para el curso 2013-2014. Tampoco se incorporó a su trabajo en el calzado el 26 de agosto, porque tenía uno mejor. Dejó su piso de alquiler. Ahora vive de prestado con su prima y no tiene ingresos para pagar 210 euros de libros del colegio.

      El pastel se descubrió en el aeropuerto, cuando 32 adultos con dos niños descubrieron que no existían los billetes prometidos. Con la maleta hecha, recién despedidos de las familias, con la decisión de emigrar bien tomada.

      Mari Muñoz no contiene las lágrimas cuando piensa que su hijo, su nuera y su nieto de un año y medio también estuvieron en el aeropuerto, esperando de 11 a 18 horas a que se solventara el contratiempo. También se iban dos de sus hermanos. «Tenían una facilidad de palabra que... no sé... te convencen».

      3.302 kilómetros
      De Elche a Ytterby, donde se suponía que estaba la empresa, hay 3.302 kilómetros por el camino más corto (que de corto no tiene nada). Cuatro ilicitanos lo completaron en el coche de uno de ellos porque uno de los dos supuestos estafadores, B. S., les prometió que solo necesitaba llegar hasta allí para resolverlo todo en persona. Después de muchas horas de incómodo viaje, cuando llegaron al destino (a 34 kilómetros de la capital, Estocolmo) dicen que «les mareó yendo a Hacienda, luego a bancos, y al final llevándoles al lugar donde tenía que estar la fábrica, que era una nave de chatarra y de carrocería de camiones». Los ojos se les debieron abrir como platos porque esperaban ver la enorme factoría donde iban a empezar una nueva vida. B. S. les dice que su socio, M. O., le ha engañado a él. Sea como sea, han pasado 15 días.

      Uno de los cuatro hombres es un joven de 23 años que se unió a la avanzadilla porque sabe inglés. Cristian Díaz es amigo suyo y ha comentado con él sus impresiones: «Los ha metido a dormir en un local, sin mantas ni colchones, como si fueran perros, y el viernes les llevó de comer una barra de pan y nada más... Mi amigo quiere volverse pero no le queda dinero para un billete de avión y ha ido a la embajada pero parece ser que le dicen que no pueden hacer nada porque está dentro de la Comunidad Europea», señala Cristian, quien también se iba para allá y por eso dejó su trabajo de repartidor de publicidad. Su madre completa el relato: «Parece que al principio les alojó en un hotel, pero les echaron porque nadie pagaba».

      Manuel L. vivía en una casa de prestado, vendió los muebles para llevarse algo de dinero en metálico y también se quedó tirado en el aeropuerto. Ahora le ha acogido un amigo en su casa, porque tuvo que acudir a Cáritas cuando el trabajo que tenía planeado, con contrato firmado, desapareció.

      Pascual Cutillas convenció a su mujer para irse a Suecia con sus tres hijos. Ahora, dándole vueltas, lo que le preocupa es que ha firmado papeles en sueco en los que no sabe qué pone: «Nos decían que eran para darnos de alta, para trabajar, pero no sé lo que pone ¿y si nos reclaman ahora algo? Nos dijeron que era tan fácil, que el colegio estaba pegado a la fábrica, nos lo pintaron tan bonito... Mi mujer se olía algo pero yo la convencí, ese sueldo no puedes ganarlo aquí. Afortunadamente mi mujer no llegó a dejar el trabajo porque nosotros nos íbamos en otra tanda en octubre». Marga López (madre soltera, con hipoteca y en el paro) se dio cuenta de que era una estafa el día del aeropuerto: «Había sacado a mi hijo del colegio pero al día siguiente lo volví a apuntar».

      Tras intentar contactar por correo electrónico y teléfono con las señas que tienen de la empresa. Los mensajes vienen devueltos y el móvil está apagado.

      En el INEM les han dicho que los contratos son falsos. En la embajada que la empresa es ficticia. «Si hace falta vamos a la Interpol, lo que nos han hecho no puede quedar así», sentencia Marga Muñoz. Lo que les parece más urgente, de todas maneras, es que nadie más caiga en la trampa y conseguir traer de vuelta al joven que se quiere volver, porque los otros tres «parece que han decidido aprovechar que están allí para buscar trabajo».

      Gallardo
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