Empresas y transportistas de toda Europa han constatado que los robos de combustible en camiones son un fenómeno creciente a nivel continental y por ello gobiernos y organismos internacionales han tomado cartas en un asunto que anualmente supone muchos miles de litros.

Los aparcamientos, las áreas de descanso, los polígonos o las campas de las mismas empresas son escenario de multitud de robos de combustible, delitos que se suceden con aparente impunidad. El fenómeno es de escala continental y ha llamado la atención a la International Road Transport Unión (IRU), una de las organizaciones internacionales que defiende los intereses de los transportistas europeos.

Jens Hügel, responsable de Transporte de Mercancías y Desarrollo Sostenible de la IRU, ha señalado que “La IRU ha llevado a cabo  una encuesta entre sus miembros y los resultados ponen de manifiesto la gravedad de la situación actual. Esto es una crisis hasta ahora oculta. Entre el 80 y el 90% de los encuestados señalan que el robo de combustible es un grave problema para sus empresas y que este tipo de hechos han ocurrido en más de una ocasión”.

Además, se ha constatado que en algunos casos no sólo se roba el combustible, sino que también se daña el depósito, lo que significa consecuencias mayores para los afectados.

Según Hügel el problema va en aumento. “Nos consta que la media de robos de combustible puede oscilar entre 2.000 y 3.000 litros anuales por empresa”. Pero en España el fenómeno podría ser aún peor, ya que “los miembros españoles de la IRU, que lo son a través de Astic, también han realizado una encuesta entre las grandes empresas de internacional y la cantidad de combustible robado podría ascender a más de 5.000 litros por empresa y año”.

Problema europeo

“Debemos de tener en cuenta –afirma Jens Hügel- que el combustible es un bien que se puede transportar fácilmente y que tiene difícil trazabilidad, por lo que es muy fácil de comercializar. Además, el “mercado negro” está siempre cerca del lugar en el que se roba el combustible”.

“En este sentido los gobiernos deben trabajar conjuntamente con el sector del transporte, sobre todo para la prevención y la información entre países”, señala Hügel.

La prevención, por parte de los transportistas, y la información por parte de los usuarios y autoridades parecen ser las mejores armas para luchar contra este problema de ámbito europeo y que tanto daño hace a las economías de las empresas de transporte.