La sanción de la Guardia Civil de Tráfico es de 80 euros. El Sindicato Labrego denuncia que “las diversas administraciones se compinchen para hacer de la actividad agroganadera una carrera de obstáculos de la que cada vez es más difícil vivir”

Vilar de Ousón, en la parroquia de Cruzul (Becerreá), tiene una sola pista de acceso. Por ella sólo circulan los vehículos que tienen las cinco familias que aún viven en la aldea, caminan vecinas y vecinos y transitan los rebaños de vacas de las pocas granjas que aún quedan en activo y que fue el medio de vida, generación tras generación, de las familias que aquí moraron.

Por eso, cuando a Nonito lo paró este verano a Guardia Civil de Tráfico, no daba crédito a lo que le estaba sucediendo. Él, como hizo durante toda su vida, y como hicieron también sus ancestros y ahora su hijo Xosé Antonio y su nuera Carme, llevaba las 22 vacas de la familia a pastar a los prados, bien guiadas por su bastón y los tres perros pastores que lo acompañaban. Y lo hacía por esa única pista que une Vilar de Ousón con el resto del mundo.

Pero los agentes de la Benemérita entendieron que llevar el rebaño como lo llevó toda la vida era ilegal y lo multaron con 80 euros. Por lo visto, las vacas debían ir acompañadas por tres personas, cada una con chaleco reflectante, y los perros con bozal. Sin embargo, la denuncia de la Guardia Civil sólo aduce el hecho de “conducir animales ocupando más de la mitad derecha de la calzada”.

“Esa pista es la única vía por la que podemos llevar las vacas pacer a los prados”, explica Xosé Antonio, hijo de Nonito. “Si llevamos los perros con bozal -asegura- , entonces no valen para nada. En cuanto a lo de ir tres personas, ya caro cuesta vivir de las vacas actualmente, que no nos dan suficiente para vivir, como para contratar gente para llevarlas a pastar. Si tenemos que hacer eso, es mejor vender todo y cerrar la explotación”.

“No se entiende esta persecución policial contra los ganaderos”

Para el Sindicato Labrego Galego “lo más absurdo de esta situación es que miles de familias en Galicia llevan, desde antes que existieran los vehículos motorizados y la Guardia Civil, las vacas pacer a los prados, por lo que no se entiende que ahora tengan que sufrir una persecución policial por hacerlo”. “No tiene sentido”, se queja Xosé Antonio. “Si das una vuelta por las parroquias de Becerreá o de los municipios del entorno, en cada lugar y aldea vas a encontrar rebaños. Por aquí tienen mucho más peligro las personas de la villa que pasean en grupos y caminan de por medio y medio de las pistas. Los vecinos ya estamos acostumbrados y circulamos con mucha precaución”, recalca.

“Las administraciones convierten la actividad ganadera en una carrera de obstáculos”

El Sindicato Labrego Galego critica “el hecho de que las diversas administraciones se pongan de acuerdo para hacer de la actividad agroganadera una carrera de obstáculos de la que cada vez es más difícil vivir”.

En este sentido, la organización agraria recuerda que “esta misma familia, hace cuatro años, denunció forestaciones de tierras agrarias flagrantemente ilegales y que condicionaban negativamente su actividad ganadera sin que las autoridades competentes movieran ni un solo dedo para atender las denuncias y restablecer la legalidad”.

Desde el SLG piden a las jefaturas de la Guardia Civil de Tráfico de Galicia y, en última instancia, al Ministerio de Interior, “que dejen de perseguir una actividad indispensable para nuestro medio rural y para la sociedad como es la ganadería y que, en el caso que nos ocupa, no supone ningún peligro para la seguridad viaria”.

“Si realmente quieren evitar riesgos en el tráfico de Vilar de Ousón, podríamos comenzar con ensanchar la pista y señalizar en ella la presencia de ganado para advertir a los vehículos que por allí circulen, cosa que, hasta lo de ahora, no se hizo”, concluyen.

Fuente original: Campogalego.com


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