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    El ertzaina que mató al camionero alegó que sacó el arma por miedo y que disparó al ponerse nervioso

    • El ertzaina que mató al camionero alegó que sacó el arma por miedo y que disparó al ponerse nervioso
      Afirmó que al ver apearse a la víctima, “más joven y más fuerte”, de su vehículo y dirigirse hacia el suyo,
      “me acojoné”
      A los policías que le detuvieron les dijo: “La he liado, sabía que no tenía que sacar la pistola”

      Agentes de la Policía Foral, en la salida a Areso con el camión de la víctima y el coche del acusado.
      PAMPLONA - En las diligencias que se instruyen en el Juzgado de Instrucción 2 de Pamplona por la muerte el pasado 3 de junio del camionero granadino Jesús Madrigal Burgos, tiroteado mortalmente en la salida de Areso de la A-15 y que murió a los 39 años, figuran las declaraciones efectuadas por el acusado del crimen, Kepa E.S., vizcaíno y vecino de Tiebas de 48 años, ante la Policía Foral y lo que manifestó a varios testigos nada más ocurrir los hechos. Atribuye el disparo a su nerviosismo, pero el caso es que apuntó el arma con las dos manos e impactó una bala en la cabeza del joven fallecido.

      En principio, según esas declaraciones, el acusado ha querido mantener siempre una misma versión sobre los hechos y declaró que, tras producirse un incidente de tráfico con la víctima al parecer porque el procesado estaba ralentizando la marcha y que ello desencadenara en algún insulto y en el lanzamiento de una botella de agua por parte del camionero, los dos, el camión primero y la monovolumen del acusado después, se pararon uno detrás de otro en la salida a Leitza-Areso de la A-15. Allí, el procesado afirmó que vio al camionero bajarse del camión, observó que “era más joven y más fuerte y me acojoné, temía qué podía pasar, que se pudiera liar, y entonces abrí la mariconera del copiloto y salí del coche con la intención de pedirle explicaciones. Pero me sentí agredido al ver su constitución física y su determinación hacia mí”.

      RECRIMINARLE SU ACTITUD Pasaron tres o cuatro segundos y no medió golpe alguno entre ellos, ni siquiera palabras, pero el hecho es que el acusado detonó la pistola con la que salió del coche. “Le quería recriminar su actitud, no sabía a qué venía esa bronca y le apunté según andaba hacia mí. Le apuntaba a un ángulo muerto entre la oreja y el hombro, pero fuera de la cabeza, empecé a temblar y se me disparó el arma. Llevaba una bala en la recámara por seguridad, siempre lo hago, también en el arma del trabajo y disparé a una distancia de entre metro y medio y dos metros. Hubiera hablado si no se me hubiera disparado”. La víctima solo llevaba un teléfono móvil en la mano cuando se dirigía hacia el acusado.

      UNOS TESTIGOS LO VIERON TODO En el atestado policial cobra especial realce, por la proximidad que tuvieron ante el suceso, las manifestaciones efectuadas por una pareja, que declararon como testigos protegidos, y presenciaron los hechos in situ. Estos se quedaron parados con sus vehículos al ver detenidos el camión y el turismo del acusado. No salieron de su coche pero lo vieron todo. Dijeron que el camionero era alto, delgado y joven y que se le veía “algo alterado” y que el ertzaina parecía más tranquilo. Pensaron que “se iban a pegar” porque los dos estaban ya fuera de sus vehículos, pero en un momento dado “escucharon “un ruido metálico y el camionero se cayó hacia atrás. Entonces, el conductor del coche se dio medio vuelta y los testigos le vieron “una pistola en la mano izquierda, fue hacia su vehículo y se metió dentro”.

      Los agentes de Policía Foral les preguntaron a esta pareja de testigos si había habido algún contacto entre agresor y víctima y ellos dijeron que no. “No se tocaron. Él venía gesticulando con los brazos y el otro conductor también se acercó mucho, pero no llegaron a tocarse. Lo hizo todo muy fríamente”, respondieron. “En todo momento estaba tan pichi, como si no hubiera hecho nada”, llegó a afirmar el testigo varón.

      LOS DETALLES DE UN CRIMEN INEXPLICABLE


      LLEVABA 3 DÍAS SIN TOMAR MEDICACIÓN Y LE FASTIDIABA IR SOLO A TRABAJAR PORQUE NO QUERÍAN IR CON ÉL

      Un infarto en 2009. El ertzaina autor confeso del crimen de la A-15 en Areso había sufrido un infarto en noviembre de 2009, circunstancia que hizo que desde entonces tomara medicación. Estaba controlado y pasaba revisiones anuales.

      La comida de 25 años como ertzaina era a los dos días del crimen. El acusado tenía dos días después (el sábado y los hechos fueron el jueves) del crimen una cita para celebrar. Tenía la comida al cumplir el 25 aniversario desde que entró en la Ertzaintza. Pero sin embargo, el procesado no ha trabajado siempre en el Cuerpo policial vasco, puesto que hace 14 años pidió una excedencia y en el 2008 se reincorporó al cuerpo. Desde entonces ha estado siempre en Tolosa, al principio en Seguridad Ciudadana y desde que sufrió el infarto en segunda actividad, en emisora y oficinas, sin trabajo de calle.

      Relata problemas laborales y que no querían acompañarle en el viaje. En las manifestaciones prestadas en sede policial y judicial por el acusado se refirió a los problemas laborales que en dos épocas distintas había tenido con diferentes compañeros. De unos, que trabajan en Seguridad Ciudadana y Atestados, dijo que aunque vivían cerca de él, en Pamplona y alrededores, no querían ir con él en el mismo coche al trabajo. Afirmó que eso ocurrió desde hace año y medio después de que el acusado tuviera “un par de días malos, alterado y nervioso, en los que quizás hablaba más alto de lo normal. Debí decir algo que no les gustó porque luego les he dicho hasta tres veces para ir juntos y siempre me han dicho que no, que no querían”. También mencionó a otros compañeros que dijo que “le amargaron” cuando entró en el cuerpo con “insultos e historias. Pensaban que me vacilaban y yo creía que iba a superarlo, pero solicité el cambio del grupo”. Además, dijo que en este episodio inicial solicitó ayuda al psicólogo del cuerpo policial.

      Dos días sin tomar medicación. El autor confeso del crimen dijo que debido a sus problemas de salud tomaba 9 pastillas al día, pero sin embargo el día que ocurrieron los hechos sumaba ya tres días sin haberse tomado la medicación. “Dejé de tomar todas las pastillas dos días antes porque estaba nervioso”. Incluso el juez le preguntó a qué se debía su nerviosismo durante esos días. Y él ofreció una respuesta un tanto vaga: “No me explicaba la situación de ir solo al trabajo. Tres veces les dije a los compañeros si podía ir con ellos al trabajo y me dijeron que no. No me explicaba la situación de ir solo”.

      “Pida usted perdón porque yo no tengo cojones de hacerlo”. Kepa E.S. afirmó en el interrogatorio judicial que estaba muy arrepentido y le pidió al letrado que le asistió que pidiera perdón a la familia de la víctima porque “yo no tengo cojones de hacerlo”.

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      http://www.noticiasdenavarra.com/2015/08/02/sociedad/navarra/el-ertzaina-que-mato-al-camionero-alego-que-saco-el-arma-por-miedo-y-que-disparo-al-ponerse-nervioso
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