Viene esto a cuento por la reciente noticia de la detención de unos "informadores" -supuestamente de la Benemérita- que a través de WhatsApp, comunicaban a sus amigos la posición de los "cazamultapuntos" El caso se ha puesto a disposición de la Justicia por un caso de revelación de secretos.

Hace unos días, una persona difundió a través de un servicio de los habituales en los teléfonos móviles una imagen en la que se revelaba el posicionamientos de los radares móviles de la Agrupación de la Guardia Civil de Tráfico en la Comunidad de Galicia. La persona fue detenida y puesta a disposición del Juzgado.

Todo este tema se ha generalizado de tal manera, que la confusión ha tomado unas directrices que se salen de la realidad. Una cosa es que un miembro del Cuerpo se lo comente a un familiar y, éste, lo haga público por las redes sociales; y otro, muy diferente, que cualquier hijo de vecino informe de lo que se vé en plena via pública, como es la situación de un coche camuflado con radar incorporado.

Por lo tanto, denunciar que en un determinado lugar se ha visto un coche sospechoso con la intención de multar, no debería tener mayor transcendencia, para evitar males mayores. De hecho, la Dirección General de Tráfico publica la situación de los radares fijo, que se encuentra también indicados en la mayoría de los GPS disponibles. Son dos temas totalmente diferentes. Por lo tanto, queda claro que informar de lo que vemos no es ningún delito. Consta es la Constitución de una forma clara y contundente en lo que se refiere a la libertad de expresión de los españoles.

El Código Penal vigente lo deja bastante claro. Es decir, podemos comunicar telefónicamente que hay un radar apostado en la N-1, kilómetro “x” a la caza y captura del hombre blanco.

Además de ahorrar puntos y dinero, aumenta la seguridad en nuestra vías. No es la primera vez que uno de estos radares móviles secretos causan accidentes múltiples por alcance. Un conductor, sea cual fuera su velocidad, detecta un radar y frena bruscamente. Por si acaso. Y el que viene detrás, pues… sufre las consecuencias aludidas.

El problema de la seguridad de tráfico no esta en controlar la velocidad de las autovías, sino controlarla en los puntos negros –que los hay, y muchos- en las vías secundarias. Un mejor control del, así como el control, del uso indiscriminado de los móviles ultima generación y GPS. Pero, sobre todo el consumo desorbitado de drogas y alcohol